Encaramada en un sitio estrecho con vistas al río Potomac, esta casa fue diseñada para reemplazar una antigua estructura que fue destruida por el fuego. Aunque fue trágico, losclientes vieron esto como una oportunidad para re-pensar su refugio de fin de semana. Como pintor e historiadora del arte, los clientes buscaron un sustituto modesto pero inspirador, que consiste en un pequeño taller de pintura, estudio, dormitorio principal en suite, sala de estar, comedor y cocina. Además de las necesidades programáticas, una aspiración compartida de la casa era conectar y preservar la belleza del lugar, permitiendo a la naturaleza impregnar el ámbito doméstico.
Este énfasis en la amplificación de los detalles del terreno condujo a decisiones que afectaron todos los aspectos del diseño, como su función, la forma y la sostenibilidad global.
El concepto del plan -una reinterpretación moderna de la casa tradicional de los Apalaches- alinea el programa más privado generando una barra lineal que corre de este a oeste, optimizando las aberturas del edificio. Las áreas públicas se desplazan entonces hacia las vistas. Este singular movimiento patrocina una superposición formal que recuerda sutilmente los típicas formaciones de piedra caliza de la región - de los cuales Seneca Rocks es un ejemplo emblemático. La propia superposición permite una solución solar pasiva, proporcionando ventanas del triforio que atraen la luz del sur a la sala de estar. La estrategia utiliza el metal y la cicuta de origen local en estrías opuestas para recordar sutilmente estos afloramientos de roca al mismo tiempo de reforzar la superposición de los volúmenes.